Reseña: Poesía sónica. Shoegaze con Solenoide. Por Garza Garcés

Reseña

Hipnosis británica. Así se define Casa de Islandia, la nueva publicación de la banda nacional de shoegaze, dreampop y lit rock Solenoide. Liderada por Laura Rosales (bajo y voz) y Oscar Contreras (guitarras), este EP constituye un viaje sonoro a instancias donde solo la literatura puede alcanzar desde sus posibilidades. De hecho, es el eje conceptual de esta agrupación fundada en el 2018.

Casa de Islandia se presenta así misma con una portada que invita a la introspección plena: lo frígido y solitario de un iceberg islandés en un mar de flores naranjas y amarillas que reflejan hermosura, poesía y fecundidad, y donde la protagonista cosecha lo bello del contraste paisajístico. Una casa al pie del hielo resuelve la tensión entre el ambiente terrestre y un cielo galáctico y estrellado.

“Cartarescu” es el primer track. Transgresor y sónico. Las capas de guitarras en distorsión y con pretensiones melódicas anuncian con sigilo la pasividad drástica en la cual se recitarán palabras, en una voz dulce y somnolienta que casi no permite dilucidar la intención dispersa de sus frases. Shoegaze en su máxima expresión.

Cuál si fuese una revelación se reproduce a continuación “Casa de Islandia”, título que da el nombre a la producción. Los chorus reverberados se hacen presentes con parajes de distorsión que rompen anunciando los coros que anuncian poéticamente los contrastes duales presentes en la vida y naturaleza mismas. Un aura femenina susurra estas ideas invitando a un sueño distorsionado, el cual se traduce en lo hipnótico hacia el final de la canción.

“Tiananman” pretende ser un guiño al postpunk por la presencia de riffs metálicos en delays con mucha reverberación. Los cambios en el compás rítmico pueden elevar al presente track como el más bailable de entre sus pares.

Finalmente, “Macabea” resulta un excelso track instrumental. Un susurro que emula de una sirena sugiere la presencia de un loop percusivo acompañado de forma precisa con pad oscuro y tenue. Ingresan las guitarras melódicas para sumergirnos a un viaje sonoro que pretende ser astral, y que solo puede cambiar su rumbo ansioso a través de un desenfadado solo distorsionado y por tramos octavada. Hacia el final, se escucha un shimmer angelical que nos indica que es el fin de nuestra travesía. Hemos aterrizado e inicia una proclama: “Lo que escribo / es más que una invención”. Sublime.

Casa de Islandia es una muy buena carta de presentación para Solenoide, lo que evidencia un esfuerzo genuino para estructurar una fresca iniciativa, disruptiva, desde lo conceptual para con nuestra alicaída e insípida escena independiente. Consideramos que tan buena producción solo debe verse complementada con una excelente presentación en vivo. Quedamos expectantes. 

Gracias por tan estupendo viaje. Un placer.

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